VIAJAR: UN PLACER PARA NO PERDERSE

Viajar, pasear, activa nuevas sensaciones. Para viajar sólo basta con trasladarse a un lugar diferente al entorno diario, cambiar de aire, conocer un espacio nuevo, relajarse y descansar allí.
A veces los viajes son a lugares lejanos, donde los sonidos, los aromas, las calles y la gente es diferente, entonces se despiertan sensaciones nuevas; otras veces elegimos lugares cercanos para pasear: palabra mágica que encierra diversión y ocio.

Cuando salimos de la rutina, tomamos distancias de las preocupaciones y de las ocupaciones, los niveles de estrés disminuyen, la ansiedad se modera y la percepción del tiempo es más adecuada, merma la sensación de urgencia y de pérdida, disminuye la sensación de tener pendientes o actividades inconclusas que genera incertidumbre; al viajar y desconectar de esas emociones aparece la confianza y se activa la esperanza.

El estado de alerta para resolver, implica el aumento del cortisol y la activación del metabolismo para estar disponible para accionar; ese es un estado necesario, saludable y óptimo para resolver desde cuestiones cotidianas hasta las extraordinarias.
Pero ese estado de activación tiene que ser temporal, debe ceder, y es imprescindible que se intercale con el de descanso y la recuperación; para que la función parasimpática y los mecanismos cronobiológicos se activen correctamente, es necesario acompañarlo con hábitos y a veces decisiones simples, como un paseo o un viaje.

Al viajar tomamos distancia de estímulos condicionados, de conflictos y demandas del medio; se ponen en pausa la rutina y el agobio. Los hábitos se relajan y las comidas se disfrutan, el cansancio llega por la actividad física, el desgaste mental se reduce, el sueño es más reparador; aumentan los neurotransmisores del bienestar y disminuyen los de alerta.

Viajar no es un lujo, hoy es una necesidad y reconocerla para satisfacerla es una cuestión de actitud, el tiempo y la distancia se ajusta a las posibilidades, el motus es un gran deseo de disfrutar, y ese es punto de partida de un viaje reparador.
El verano es una época ideal para zambullirse en la naturaleza, aunque cada estación ofrece el viaje ideal, siempre válido para sentirte bien y recuperar energías.

Orietta Sferco MP: 1965