LA SALUD EN EL TRABAJADOR

En el mes de la SALUD queremos poner especial atención al impacto en el bienestar físico y psicológico que determina la actividad laboral. Cada persona puede y debe realizar cambios favorables, para procurar que el desgaste propio de la rutina laboral, no afecte su salud presente ni futura.
El trabajo es la actividad más intensa que realiza una persona a lo largo de su vida. Involucra muchas horas (a veces más de un tercio de la jornada) donde la persona se expone a factores ambientales, sociales, emocionales y al uso reiterado y excesivo de ciertas funciones del cuerpo, con riesgo de provocar un daño en el tiempo.
El trabajo es sustento, es encuentro social (o aislamiento a veces) es desafío, pone a prueba la motivación, la pasión y la capacidad de hacer; pero también puede generar agotamiento físico y emocional, tedio, frustración, expone a conflictos y abusos.
La vida del trabajador pasa por diferentes etapas a lo largo del tiempo y muchas veces el crecimiento profesional u ocupacional somete a cargas de estrés sistemáticas e intensas. Sentir que se crece en conocimiento, capacidad y aceptar nuevas oportunidades puede exponer también al agotamiento sistemático, pérdida de vida personal, familiar y social. Plantear metas ambiciosas en lo laboral, generalmente se contrapone a calidad de vida en lo personal. Puede definir rumbos familiares y cambios abruptos; cuestiones que disparan el estrés y demandan la máxima capacidad de adaptación para el trabajador, pero también para su entorno afectivo.
El trabajo históricamente ha estado ligado estrechamente a la salud. En la actualidad las condiciones en las que las personas desarrollan su actividad laboral, son una de las variables de mayor impacto en la salud pública. Este compromiso social es una decisión que cada quien puede asumir con responsabilidad; tanto en lo personal, como con relación a las otras personas. Por ejemplo: desde lo familiar, como compañero, como jefe o líder, pero también como cliente, como consumidor, etc.
El bienestar en la actividad laboral, depende de condiciones ambientales y el uso de protectores y herramientas adecuadas, pero sobre todo del llamado “clima laboral”. El buen trato, la camaradería y la colaboración disminuye el padecimiento de la tarea desfavorable. Así como la exposición al hostigamiento, el acoso y la falta de reconocimiento personal en el trabajo es un factor de daño psicológico sistemático que puede desencadenar patologías físicas, y sobre todo estrés, ansiedad y finalmente depresión.
La Organización Internacional del Trabajo ha puesto en vigencia a partir del 2022 el reconocimiento de las nuevas categorías definidas por la Organización Mundial de la Salud:
- CIE-11 QD85 Síndrome de desgaste ocupacional: comúnmente llamado Burnout o Síndrome del Cerebro Quemado.
- Acoso Laboral: Mobbing.
Esto significa un cambio de paradigma, no sólo por reconocer formas comunes de daños físicos producidos por la actividad laboral, sino porque impone revisar exhaustivamente los entornos laborales y disminuir factores que vulneran la salud de muchas personas en el mundo.
Cuando decimos salud ocupacional nos referimos a mucho más que buenas condiciones laborales, es una conciencia del bienestar físico pero también anímico. Transcurrir el tiempo de trabajo sin perjuicio de daño físico o psíquico, con conciencia de posibles daños que surgen o surgirán en la exposición por la actividad, requiere resguardo y medidas sanitarias personales y sociales para lograr la mejor adaptación y el menor riesgo PsicoNeuroEndocrinoInmunoLógico.
Ideas para incorporar cambios
- Cuidar el descanso, adaptándolo a las posibilidades según la actividad: dormir de noche, mínimo 7 horas y cuidar la higiene del sueño.
- Organizar y planificar con tiempo la nutrición: disponer de alimentos saludables para llevar y comer a lo largo de la jornada, tener agua suficiente y beberla a conciencia.
- Favorecer el buen trato con las personas con las que se interactúa: clientes, compañeros, jefes, subordinados.
- Desarrollar habilidades de comunicación que permitan expresar el reconocimiento, pero también el límite o malestar.
- Incorporar técnicas de relajación y atención plena como herramientas para mejorar la calidad de vida cotidiana.
- Reconocer las emociones en las diferentes situaciones y procurar gestionarlas.
- Proponer cambios positivos y razonables en las condiciones laborales.
- Realizar capacitaciones para postularse en nuevas opciones laborales.
- Realizar cambios laborales, nuevos desafíos, nuevas actividades, nuevos lugares, nuevos emprendimientos.
- Saber que siempre se puede cambiar de actividad o incursionar en una nueva.
- Reconocer a tiempo la necesidad de cambio y animarse a generarlo.
- Promover el buen trato cuando somos clientes, las personas que están trabajando también sufren el desgaste de esa actividad.
Por Orietta Sferco MP: 1965. Licenciada en Psicología UNC. Diplomada en PINE (UNC) Neuropsicología, Terapia Cognitivo Conductual. Perito Psicóloga