EL AMOR Y EL ESTRÉS

Esta semana centramos la atención en una de las emociones más intensas e interesantes que experimentamos los seres humanos: el amor. Ese sentimiento que es una adaptación orientada a conservar la especie, y a dotar de pasión y acción al individuo. Un sentimiento que requiere de bienestar y también de la inhibición de miedo, para animarse a vivenciarlo.

“…el amor como toda emoción, en realidad no es en sí mismo ni bueno ni malo: depende de su magnitud. En su justa medida seguramente es una de las emociones más sublimes, pero en exceso defecto, se irá convirtiendo en un calvario, para quien lo sufre y para quien lo recibe…” Dr. Pablo Cólica en su libro “ESTRÉS lo que Usted querría PREGUNTAR y debe CONOCER 2012”

El Amor al igual que todas las emociones, es el resultado de múltiples cambios biológicos que involucran funciones cerebrales y endocrinas fundamentalmente. Es una emoción altamente ligada al estrés por definición, porque es una emoción novedosa e intensa, porque en la medida que se desarrolle dentro del estrés normal ayuda a fijar comportamientos positivos; como también si los niveles de estrés que se asocian al amor son elevados, dan lugar a conductas obsesivas y patológicas.

El amor como tal es temporal, el enamoramiento activa circuitos cerebrales que segregan sustancias que hacen cambiar al individuo; cuando nos enamoramos hay áreas del cerebro que se activan y otras se inhiben, por ejemplo las partes de la amígdala cerebral que se relacionan con el miedo; ésto explicaría en parte el enamoramiento, una etapa en la que no se pueden reconocer los aspectos negativos de la otra persona.
Con el tiempo, si el amor persiste vendrá la etapa en la que la secreción de oxitocina aumenta la confianza y el apego, y esos individuos se mantendrán juntos, logrando el bienestar mutuo, por la activación de circuitos de recompensa.
Los neurotransmisores como la dopamina y la serotonina están relacionados con las emociones románticas, mientras que las hormonas oxitocina y vasopresina se relacionan al apego y la fidelidad.
El amor tiene múltiples expresiones, el encuentro de dos personas es el emblema de la supervivencia de la especie, pero como seres humanos y seres sociales experimentamos el amor en todos los ámbitos de nuestra vida: con la familia, las mascotas, la profesión, la naturaleza, el prójimo, la Patria, Dios y muchos etc. Cada tipo de amor despierta una emoción de búsqueda y bienestar, de confort y seguridad necesaria para el equilibrio celular y la estimulación del sistema inmunológico. El AMOR es la defensa natural ante la amenazas reales o imaginarios con las que convivimos.

Tomar conciencia de la importancia de estimular ésta emoción del Amor en todos los ámbitos de la vida, fue nuestra propuesta para la semana. A partir de una serie de preguntas en nuestras redes sociales, observamos que las cuestiones abstractas y generales son las que menos despiertan la emoción del amor, por ejemplo el Amor a Dios y el Amor a la Patria generaron menor intensidad. Al respecto y a modo de sugerencia reflexiva queremos compartir que, el estimular la emoción del Amor hacia aspectos trascendentales del ser, y que nos unen con otras personas, es uno de los valores que más aportan al bienestar personal y social.

Recordemos que el amor nos da fuerza y disminuye el miedo. Como seres sociales, poder conectarnos con nuestro entorno y ser activos “amorosamente” puede lograr desarrollar un mundo mejor para que vivamos junto a los seres amados.

Lic. Orietta Sferco MP 1965